sábado, 21 de enero de 2012

SEXO ANAL TECNICAS Y POSTURAS


Durante un tiempo e discutido con muchos amigos y miembros del block y grupo Sexualidad sin Sencura, el asunto del sexo anal, almenos en mi pais nicaragua e notado cierta fobia al mismo por cuestiones culturales y muchos tabu que rodean el asunto, siempre digo lo mismo, el sexo anal debe y tiene que ser placentero el asunto es que la mayor parte de las mujeres lo relacionan con dolor y en verdad eso depende de la forma en la que se practique acontinuacion les dejo algunas fotmas y metodos espero sea del agrado de ustedes.

Preparación del ano para la
penetración: lubricación, distensión e inicio de la penetración

Lubricación

Contrariamente a la vulva y la vagina, el ano
y el recto no segregan lubricación natural que facilite la relación sexual.
Tampoco estos músculos tienen una elasticidad que les permitan dilatarse
naturalmente. Por ello, la penetración anal debe ser practicada con sumo
cuidado, para evitar la propensión existente a los desgarros y fisuras anales.

 Por este motivo, cuando se practica sexo anal,
suele usarse algún lubricante para facilitar la penetración. En cuanto a los
lubricantes naturales, son muy frecuentes el uso de la saliva o bien practicar
la penetración anal después de la vaginal. Pero, como ambos líquidos se
evaporan rápidamente, la penetración tendría que ser inmediata. Aun así, no
suelen ofrecer gran garantía. Por ello, la mejor opción es recurrir a
lubricantes artificiales. Es conveniente que el lubricante se aplique en el
pene, en el ano y en cualquier objeto que se vaya a introducir en el mismo.

En caso de sexo anal con condón, se debe tener
especial cuidado en emplear un lubricante que sea compatible con preservativo.
El lubricante recomendado sería uno de base acuosa de buena calidad. Los de
base oleica es mejor evitarlos porque pueden dañar el látex. Por motivos de
higiene, siempre es recomendable el uso de condón, incluso en la penetración con
objetos.

La aplicación del lubricante debe conllevar su
morbo y su parte de excitación sensorial; en este sentido, puede ser
conveniente -si no se siente reparo a ello- pasar la lengua por el ano de la
otra persona, e introducirle los dedos impregnados con lubricante con suavidad,
lo que ayudaría a dilatar y relajar el ano de la persona que va a ser
penetrada, y reduciría significamente la sensación de dolor inicial de la
penetración.


Relajación
del músculo del ano y dilatación del esfínter

 Como normalmente el músculo del ano (esfínter
anal) se encuentra cerrado, el sexo anal podría ser doloroso si previamente no
se tiene la precaución de distender este músculo (una buena manera sería la
realización de juegos sexuales). Se recomienda dilatar o «ablandar» el esfínter
anal previamente con aceite emulsionado, otros geles especiales, cremas o
saliva e introduciendo lentamente un dedo en el ano, moviéndolo suavemente para
luego ir engrosando con otro y otro y llegar a producir una expansión progresiva
del músculo.

Además puede resultar útil el empleo de un
dilatador anal o consolador, generalmente de forma cónica, aunque puede haber
otras variantes como bolitas unidas que cada vez tienen un tamaño más grande.
El principio es el mismo: jugar con el ano para que éste se acostumbre a tener
algo dentro y se relaje.

Inicio de la penetración
 Para reducir las sensaciones de dolor es
importante realizar la inserción del pene o del objeto de manera paulatina, lo
que permitirá que se produzca una dilatación y adaptación gradual de los
músculos. En ocasiones ayuda empujar ligeramente el objeto introducido como si
se estuviera defecando para que la dilatación sea más rápida. En un primer
momento quizás puede suponer extraño realizar este gesto cuando no se está
defecando, pero ello no producirá ninguna expulsión inesperada o indeseada de
la materia fecal, por lo que se puede empujar sin miedo.

 Placer en la fase de penetración

 En el coito anal o pedicación la mujer obtiene
en gran medida su placer al ser estimulado el útero, el cual frecuentemente es
poco estimulado en el coito vaginal. El hombre lo obtiene a través de la
estimulación de su próstata.

La penetración anal exige generalmente la
elección de un ángulo apropiado, pues el ano es más apretado y menos flexible
que la vagina. En la ilustración se observa que la cadera del hombre está
relativamente más alta que la de la mujer.

Usualmente la persona penetrada complementa el
coito anal con la masturbación, lo que contribuye a una multiplicación del
placer y a relajarle la musculatura anal, con la consecuente facilitación y
mejoramiento de la penetración anal. Por otra parte, las terminaciones
nerviosas excitables en la zona ano-rectal son centenares de veces más
numerosas que en la vagina (en el coito vaginal la condensación neural se
restringe al clítoris y, eventualmente al llamado «punto G»; así -si no existen
fobias- la penetración anal puede llegar a ser más placentera para la mujer. En
el momento en el que la pareja «pasiva» (la persona penetrada) logra el
orgasmo, contrae fuertemente la musculatura anal, provocando una fuerte presión
sobre el hombre, lo que le facilita a éste el orgasmo.

 El placer procurado por el coito anal no sólo
deriva de las sensaciones físicas, sino también de las subjetivas («romper un
tabú», por ejemplo) y, según el psicoanálisis, también de una reminiscencia de
la fase o estado anal.

Sin embargo, la mujer frecuentemente se
encuentra desde la infancia condicionada para considerar como «negativo» el
coito anal, de modo que un intento compulsivo de llevarle a un coito anal puede
ser percibido por ella como una especie de violación. De esto se entiende que
tanto el coito anal como cualquier tipo de relación sexual se llevará a cabo
previo acuerdo con la pareja, con la mayor comunicación posible.

Masturbación anal
 La masturbación anal es la autoestimulación
enfocada en el área del ano. Los métodos más comunes para la masturbación anal
incluyen la inserción de uno o más dedos, algún tipo de juguete sexual, e
incluso elementos no específicos. De todos ellos el sistema más común suele ser
el uso de los dedos. Es importante, para que no sienta dolor la persona
penetrada y a fin de no dañar sus paredes rectales, que las uñas de la persona
que introduce los dedos estén bien cortas.

 La masturbación anal puede aplicarse en
hombres y mujeres de cualquier orientación sexual, ya que el ano contiene
numerosas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas. En los hombres,
la masturbación anal es especialmente placentera, ya que delante del recto se
encuentra la próstata, que también contiene terminaciones nerviosas. Existen,
además, en el mercado algunos juguetes sexuales cuyo objetivo es la estimulación
de la próstata. En las mujeres, la inserción de un objeto en el ano puede
estimular directamente la vagina. La estimulacón anal puede, tanto en hombre
como en mujeres, intensificar notoriamente el orgasmo.

El uso de enemas, por razones de higiene,
suele ser el paso previo a la masturbación anal, pero también puede ser una
forma de masturbación en sí misma: es lo que se conoce como clismafilia. Sin
embargo, se debe tener en cuenta que el abuso de enemas puede llevar con
frecuencia a una dependencia física para el correcto funcionamiento del
intestino.

Técnicas
para favorecer el orgasmo: masturbación, objetos y ayuda de una tercera persona

 La estimulación simultanea
del clítoris y de la vagina en la mujer puede favorecer el orgasmo, lo que se
puede lograr mediante la combinación de la penetración con la masturbación
manual o con consoladores. Asimismo, este placer se puede obtener en sexo en
grupo mediante la ayuda de una tercera persona, bien mediante sexo oral o
incluso con la práctica de una doble penetración vagino-anal. Otra posible
combinación en pareja es introducir un consolador en el ano y penetrar a la
pareja vaginalmente o practicarle un cunnilingus simultáneamente.

 El ano contiene gran cantidad de terminaciones
nerviosas que al ser estimuladas ocasionan placer. Estas terminaciones
nerviosas siguen en gran medida la misma vía anatómica que las del clítoris. En
el hombre, además, la penetración anal puede estimular la próstata, obteniendo
orgasmos más intensos. En el caso del orgasmo del hombre puede generarse si,
teniendo sexo en grupo, una de las personas le introduce el dedo en el ano
durante el coito que le realiza a la otra persona.

Posturas más frecuentes para la práctica del sexo anal
Así como la lubricación y la
relajación del esfínter son esenciales para iniciar un buen sexo anal, es
conveniente elegir una postura apropiada. Es importante que la persona
penetrada elija la postura que pueda facilitar una perforación más suave.
Existen multitud de posturas. Señalamos a continuación algunas de las más
frecuentes.

 Back swinging

El back swinging (lit. «zarandeo de espalda«) o «sopla-nuca». El
receptor/-a se encuentra tumbado boca abajo y la persona que penetra en la
parte superior. La penetración es menos profunda, pero el ritmo lo controla la
persona que penetra, lo que, unido a la fuerte presión que ejerce el ano sobre
el glande, puede provocar un orgasmo intenso.

Postura
del perrito o coito a tergo

La postura del perrito.

Es una de las más conocidas, especialmentre
entre homosexuales. La persona que va a ser penetrada se apoya con sus rodillas
y brazos en una posición alta (generalmente en una cama). Cuanto más agache su
espalda, más deja a descubierto su ano. La persona que penetra puede estar
situada también de rodillas en la cama, o bien de pie fuera de ella. En
cualquiera de esos dos casos, es el "activo" quien lleva el control y
el ritmo de la penetración, aunque el "pasivo" puede jugar con los
testículos de su pareja. En esta postura, el ano de la persona penetrada tiende
a estrecharse, por lo que la penetración puede llegar a ser dolorosa. A
diferencia de la penetración vaginal, la denominada "postura del
perrito" o doggy requiere generalmente que el pene esté en una posición
más elevada. Si la persona que penetra está apoyada sobre sus rodillas, esto se
puede conseguir poniéndose en cuclillas, lo cual es cansado pero favorece la
penetración; o bien, dependiendo de la estatura de la persona penetrada,
doblando ésta algo más las rodillas, de modo que el trasero quede algo más
bajo. Si quien penetra lo hace de pie, el amante penetrado puede abrir sus
piernas. En ese caso se logra una penetración más profunda, pero la postura es
algo más complicada, teniendo en cuenta que hace falta algo más de apoyo para
hacer la presión suficiente para penetrar. Es interesante que la cama sea firme
o incluso que la persona penetrada tenga la posibilidad de agarrarse a algo,
por ejemplo en el cabecero o el pie de la cama.

  Coito anal con la persona
penetrada sentada encima del pene de su pareja
 Bien de cara a la pareja o bien
de espaldas, en este segundo caso la estimulación visual proviene de observar
el trasero penetrado mientras que la ventaja de hacerlo de cara es ver la
expresión de la otra persona, poder besarla en los labios, mejillas, cuello,
tocarle y olerle los cabellos y, en caso de ser mujer, cómo se ven y cómo se
mueven sus senos; además, éstos rozan con el cuerpo del hombre. La penetración
que permite es muy profunda y la ventaja que tiene es que la persona penetrada
tiene control de los movimientos, con lo cual puede regular tanto el ritmo como
la profundidad de la penetración. Suele ser una postura poco dolorosa, por lo
que a veces puede resultar interesante comenzar por ella para adaptar los
músculos del recto al tamaño del pene.

Con las dos personas tumbadas de costado

En este caso la profundidad
de la penetración es mucho menor y existe el riesgo de que el pene del hombre
que penetra se «escape» en varias ocasiones del recto de su pareja. En cambio,
es una postura muy sensible y con mucho contacto físico entre los dos compañeros.
Permite además a la persona que penetra jugar con los genitales de su
compañero.

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