martes, 31 de enero de 2012

Masculinidad (Nota Rapida)

Por masculinidad se entiende una serie de significados de orden social que son cambiantes y se van construyendo de acuerdo a las necesidades y también por la interacción de "unos con otros ".

Hay componentes biológicos que pueden influir de alguna manera, pero esto es en muy pocos de los casos en donde la testosterona se encuentra elevada y con ella se acentúan más los rasgos de agresividad.
También en lo referente a la virilidad está en constantes cambios de acuerdo al contexto histórico, cultural, social, económico. Y otros más.

No todas las masculinidades y virilidades son creadas iguales, hay diferencias de un individuo a otro aunque cumplan con muchas similitudes sociales. Por lo que frecuentemente escuchamos "Todos los hombres son iguales" o bien, "hombre tenía que ser".


Las características que comparten el concepto de virilidad son los siguientes:

Los varones masculinos tienen que ser lo suficientemente diferentes a las mujeres.
Los hombres masculinos deben ser agresivos, decisivos, temerarios.

Los hombres tratan de demostrar constantemente su virilidad y masculinidad a través de actos que se alejen de lo femenino, dicha demostración es constante durante todo el día y toda la vida. En ocasiones el indicador más evidente de virilidad es la agresividad o la violencia, ejerciendo ésta con quien esté enfrente para ser catalogado como viril, y con esto ha hecho que se creen una serie de actitudes y de cercos delimitando lo masculino como diferencia de lo femenino y no con atributos propios y valiosos.

El aprendizaje social y cultural del ser masculino tiene como punto importante el tener bajo control todas las emociones y sentimientos hacia sí mismo, los demás y las situaciones en general por lo que desarrollan un espacio emocional más limitado y menos flexible que las mujeres, y llegan a confundir sus emociones con las expectativas que su grupo social tiene para con ellos. Los afectos son creados socialmente, a diferencia de las emociones que son respuestas internas a los estímulos externos que nos provocan tanto personas como situaciones, y los varones, con frecuencia confunden sus afectos(expectativas sociales) con sus necesidades y sus emociones (internas) y por lo tanto lo expone a una vulnerabilidad porque desconoce que pasa consigo mismo y se guía por las expectativas sociales más que por su propio convencimiento.

Los hombres masculinos son exitosos, con poder social.

Los hombres masculinos deben ser calmados, confiables y tener todo bajo control.

lunes, 30 de enero de 2012

Hormonas Sexuales

Todos los días nacen bebes con diferentes características a como lo son las diferencias sexuales entre ellos que los define como hombres y mujeres pero que al llegar ala adolescencia experimentan cambios debido a las hormonas es decir empiezan un proceso hormonal.
Dichas hormonas sexuales son las sustancias que fabrican y segregan las glándulas sexuales, es decir, el ovario en la mujer y el testículo en el varón. El ovario produce hormonas sexuales femeninas, es decir, estrógenos y géstasenos, mientras que el testículo produce hormonas sexuales masculinas o andrógenos. El estrógeno más importante que sintetiza el ovario es el estradiol, mientras que la progesterona es el más importante de los gestágenos. La testosterona es el andrógeno que produce el testículo.
Las hormonas sexuales femeninas desempeñan una función vital en la preparación del aparato reproductor para la recepción del esperma y la implantación del óvulo fecundado, mientras que los andrógenos intervienen de manera fundamental en el desarrollo del aparato genital masculino. Todas las hormonas sexuales se sintetizan a partir del colesterol.
Los folículos ováricos son el lugar de producción de estrógenos y progesterona. Estas hormonas se segregan de forma cíclica, con una secuencia que se repite cada 28 días aproximadamente durante la edad fértil de la mujer, y que se conoce con el nombre de ciclo menstrual. A partir de una determinada edad, que oscila entre los 40 y 60 años, la función ovárica se agota, se reduce la producción hormonal y cesan los ciclos menstruales. Este fenómeno biológico se conoce como menopausia.
.La síntesis de las hormonas sexuales está controlada por la hipófisis, una pequeña glándula que se encuentra en la base del cerebro. Esta glándula fabrica, entre otras sustancias, las gonadotropinas, que son las hormonas estimulantes del testículo en el hombre y del ovario en la mujer. Al llegar la pubertad se produce un incremento en la síntesis y liberación de gonadotropinas hipofisarias. Estas llegan al testículo o al ovario donde estimulan la producción de las hormonas sexuales que, a su vez, dan lugar a los cambios propios de la pubertad. En la mujer la secreción de gonadotropinas es cíclica, lo que da lugar a la secreción también cíclica de estrógenos y progesterona y a los ciclos menstruales femeninos.
Por otro lado tanto estrógenos como andrógenos ejercen el llamado efecto de retroacción negativa, es decir, que estas hormonas son capaces de frenar la producción de gonadotropinas hipofisarias, regulando también ellas mismas la secreción hipofisaria

Una vez pasado todo el proceso hormonal ocurre algo muy importante que podemos considerar que el bebe ya sea varón o mujer empieza a sentir deseo por el sexo opuesto y se puede dar la experiencia sexual que es necesaria para crear un nuevo ser esto se da a partir de la fecundación del ovulo por un espermatozoide esto es considerado como el embarazo: Se denomina gestación, embarazo al período que transcurre entre la implantación en el útero del óvulo fecundado y el momento del parto. Comprende todos los procesos fisiológicos de crecimiento y desarrollo del feto en el interior del útero materno, así como los significativos cambios fisiológicos, metabólicos e incluso morfológicos que se producen en la mujer encaminados a proteger, nutrir y permitir el desarrollo del feto, como la interrupción de los ciclos menstruales, o el aumento del tamaño de las mamas para preparar la Durante el primer mes de gestación apenas se producen cambios. Es el período en el que se produce la organogénesis del nuevo ser, que en su primera época se llama embrión y a partir del tercer mes, feto. En este primer mes es recomendable que la mujer deje de fumar, o que al menos reduzca su número de cigarrillos a un máximo de cuatro o cinco al día.
Además, no debe de abusar de las bebidas alcohólicas, ni tomar medicamentos, sin consultar previamente con su médico. Se evitará, en la medida de lo posible las vacunas y la exposición a cualquier tipo de radiaciones. Durante el segundo mes de gestación comienzan a aparecer los primeros cambios hormonales. Se producen síntomas propios de este período como los trastornos del aparato digestivo.

Se pierde la coordinación entre los dos sistemas nerviosos, el vago y el simpático, y se presentan los primeros vómitos y náuseas. Esta situación suele ir acompañada de abundantes salivaciones (ptialismo) y, a veces, de ligeros desvanecimientos. Puede ocurrir que los vómitos sean excesivos llegándose a crear un estado de desnutrición. Si los vómitos y las sensaciones de náuseas son frecuentes, es recomendable que la ingestión de alimentos sea más frecuente y en pequeñas cantidades. Los alimentos sólidos o espesos reducen estos trastornos más que los líquidos. Muchos de los cambios que sufre el organismo durante la gestación son debidos a la acción directa de las hormonas. Existen cuatro tipos principales de hormonas que son responsables de los cambios que se dan durante el embarazo, su acción .

La progesterona, originada en los ovarios y en la placenta, estimula el engrosamiento de los tejidos que envuelven el útero preparándolo para la implantación del óvulo que ha sido fecundado, posteriormente, esta hormona actuará preparando las mamas para que puedan producir la preciada leche materna.

La llamada hormona del embarazo (gonadotropina coriónica humana), es conocida así porque sólo se produce durante el periodo de gestación y es la responsable de mantenerla.

La hormona en cuestión la segrega la placenta y se encuentra tanto en la orina como en la sangre. La presencia de esta hormona en la orina permite confirmar el embarazo con el test. Quizás, un efecto secundario que puede provocar y no es tan agraciado, es la relación que tiene con las náuseas y vómitos matutinos que suelen darse durante el primer trimestre de gestación.

La placenta también produce una hormona llamada lactógena, ésta tiene la misión de estimular las glándulas que producen la leche materna localizada en los senos. Presenta además otra función de vital importancia, la de garantizar un adecuado desarrollo fetal.

Hemos dejado para el final la hormona que inicia todo el proceso, el estrógeno. Responsable del desarrollo sexual femenino, en el organismo masculino también se hallan pero en menor proporción, ayudando en la función reproductiva. En las mujeres se forma en los ovarios siendo decisivas a la hora de concebir, una vez se ha iniciado el embarazo, la placenta también la genera para poder garantizar un saludable desarrollo de la gestación.

El proceso final es el alumbramiento se da cuando el niño sale por la vagina de la madre experimentando así la reproducción una vez el bebe fuera experimentara el crecimiento y llegara al desarrollo dando pase otra vez a todo este ciclo

sábado, 28 de enero de 2012

GEN DE LA INFIDELDAD FEMENINA




















 Descubren el Gen de la Infidelidad Femenina  

Esta publicación es en respuesta a la curiosidad de una amiga mía, días anteriores había publicado sobre el Gen de la Infidelidad masculina entonces ella replicaba que es un Gen compartido y aunque en parte tiene razón no es el mismo gen pero el resultado es lo mismo espero que sea información de utilidad para todos los miembros del grupo Sexualidad sin Censura
“No todas las mujeres son infieles,
pero, de acuerdo con nuestro estudio sí están preparadas genéticaente para serlo. Este es el factor más importante dentro de la infidelidad: un 40%”. El estudio realizado por Spector (sobre 1.600 parejas de gemelas) demuestra que la
infidelidad femenina se encuentra bajo una considerable influencia genética y, por ello, la conclusión lógica es que este comportamiento persiste “porque es evolutivamente ventajoso para la mujer”, según palabras del propio Spector.

En este sentido, estudios de ciertas tribus indígenas han demostrado que las mujeres que eligen a varios hombres para procrear son más fértiles, y sus hijos tienen mayor índice de supervivencia. La estrategia sería, por lo tanto, la siguiente:

Una vez que una mujer ha establecido una relación duradera con una pareja con quien es socialmente monógama, la fidelidad sexual no es, necesariamente, ventajosa para ella; a menos que su pareja sea el mejor dotado genéticamente, o
que el riesgo de ser infiel sea mayor que el beneficio. Así, desde un punto de vista evolutivo, la mejor estrategia para una mujer sería buscar amantes con una carga genética distinta, si el riesgo fuese mínimo. Esto obligaría al hombre a agachar la cabeza, de no ser porque la naturaleza es sabia.

 “Esta estrategia solo funciona con un número reducido de mujeres. Si existiera un grado excesivo de infidelidad femenina”, asegura Spector, “los hombres se darían cuenta. Con la consecuencia del abandono e incluso el asesinato de madre y cría. De este modo, un equilibrio entre fieles e infieles, entre castas y promiscuas en la población, puede ser una estrategia clave en el éxito de
nuestra especie”.

Permiso para ligar…

Pero no solo de genética vive la mujer. Un estudio realizado por los profesores Steven Gangestad, Randy Thornhill y Christine Garver, de la Universidad de Nuevo México, ha demostrado que las mujeres son sexualmente más activas pocos días antes, durante y después de su período de ovulación. Ese no sería un problema si el interés se manifestara hacia su pareja. Pero no. “Los resultados
muestran que las mujeres presentaron mayor interés sexual y fantasías hacia el resto de los hombres –no hacia su pareja– cuando son fértiles que cuando no lo son”, comentan Gangestad y Thornhill. Las estadísticas de infidelidad son…
fieles a la teoría, pero infieles en la práctica. Para comprender esto, basta saber que para el 50% de las mujeres el cibersexo no es infidelidad (el 80% de los hombres piensa igual).

Y es que el engaño puede tener varias caras, aparte del sexo internáutico. Un 81% de las mujeres confiesa que coquetea con sus compañeros de trabajo, y dos de cada tres aseguran que tienen pensamientos sexuales con ellos… ¿Acaso es esto infidelidad? Los investigadores distinguen diferentes tipos de devaneos sexuales: el informático (que no va más allá de una webcam), el inocente (que
no sobrepasa el coqueteo), el platónico (que no pasa del morreo) y el “plutónico” (que es infidelidad aquí y en cualquier otro planeta). Por eso son tan variadas las cifras a la hora de estudiarlas.

 Una reciente investigación del Journal of Couple and Relationship Therapy asegura que entre un 45 y un 55% de las mujeres casadas son infieles. Para la sexóloga Janis Springs, autora de After the affaire, la infidelidad afecta a casi un tercio de las parejas. En promedio, las estadísticas de infidelidad aseguran que el 60% de los hombres son infieles, y que el 40% de mujeres les sigue los
pasos. Esto hace pensar que si solo la mitad de las mujeres que son infieles, es decir un 20%, tiene un asuntillo con algún soltero, resulta que en el 80% de los matrimonios uno de sus miembros tiene una aventura. Para Sexole, el primer estudio sobre conductas y preferencias sexuales de usuarios de internet en España, las mujeres son más infieles que los hombres (50% frente al 44%) y
también más apasionadas: un 65% exterioriza más las emociones en el momento del clímax, frente a un 27%.

Pese a la diferencia en las cifras, todas concuerdan en las tendencias. Mientras la infidelidad masculina se mantiene en una meseta del 50%, la femenina, desde hace unos 20 años, se ha “popularizado” hasta alcanzar –y quizá, gobernar– el hasta ahora feudo masculino del engaño. La periodista francesa Janick de Oliveira Cézar ha escrito, tras 5 años de investigación, el libro ‘Infidelidad’. Para ella, la razón de este incremento de la traición femenina es clara: “Ellas ahora tienen las mismas oportunidades que los varones. Muchas trabajan, y el lugar por excelencia para que se genere un engaño siempre fue el trabajo”. Cuando le preguntamos sobre la carga genética dentro de la infidelidad, Oliveira respondió: “Muchos se sorprenden al enterarse de que las mujeres tienen un gen que las lleva a ser infieles.

 La antropóloga Helen Fisher lo describe fantásticamente en uno de sus libros: en muchas especies de animales (entre ellas, varias clases de simios), las hembras se escabullen por los matorrales con los más jóvenes”. Para explícitos, los animales. Menos del 5% de los mamíferos son fieles. Y tampoco estos lo llevan muy bien. Los machos de algunas aves, por ejemplo, cuando ven que su compañera está en conciliábulo sexual, vuelan directamente hacia el pretendiente y lo liquidan. A continuación, inseminan a la hembra. Los que no
llegan a tal extremo de celos también tienen sus estrategias. Si un macho de rata o de mono, por ejemplo, ve a su pareja apareándose con otro, la vuelve a inseminar de inmediato. Esta es la razón por la que las ratas, los monos y los hombres, para qué negarlo, se excitan sexualmente al observar a otra pareja realizando el acto sexual.

Carrera hacia el óvulo

Al igual que en casi todos los demás aspectos de la sexualidad, el atractivo de la pornografía se debe a una conducta diseñada por la evolución para tener éxito en la guerra de espermatozoides. ¿Qué guerra es esta? La que ha sido confirmada recientemente por investigadores del CSIC. Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto que en las especies en las que las hembras se aparean de forma promiscua, lo que provoca la competencia del esperma de distintos machos, el semen presenta mayor calidad.

En concreto, se incrementan la cantidad, el tamaño y la velocidad de los espermatozoides. El director de la investigación, Eduardo Roldán, explica: “Al comparar entre sí cuatro especies de ratones, hemos descubierto que, cuando los espermatozoides tienen que competir con los de machos rivales, una mayor proporción de ellos se capacita para fecundar el óvulo”.

Más allá de las cifras y la genética, la realidad es que la infidelidad, vista como el engaño a una pareja, es una cuestión cultural. Son muchas las sociedades en las cuales las mujeres pueden tener varios amantes y que esto resulte beneficioso, o al menos aceptado, por sus miembros: los pahari del norte de la India, los inuit, los surui de Brasil, los mosuo de China y algunas tribus del África subsahariana y de Nueva Zelanda. También los primeros habitantes de las Canarias, los guanches, la practicaban. Lástima que se hayan extinguido. Y suerte que soy soltero jajajajaja

jueves, 26 de enero de 2012

GEN DE LA INFIDELIDAD MASCULINA

¿por que algunos hombres son infieles?, todos los hombres son infieles?, que los impuslsa a la infidelidad? a esto ultimo siempre contesto son muchos factores, el estado de la relacion, la cultura, la cianza, la madurez y desicion personal de cada individuo y sobre todo la predisposicion genetica, esta publicacion va dirigida a algunas amigas miembros de el grupo Sexualidad sin Censura que hace algunos dias me lo preguntaron espero disfruten de la informacion saludos,


El flujo de noticias que sigue llegando a los medios desde el ámbito científico en el área de la psicosexualidad no pierde caudal. Queda claro que tanto el gremio de los neurólogos y genetistas como el de los periodistas está fascinado por esta cuestión. Desde el recóndito laboratorio hasta el kiosco en mitad de la plaza este tema cada día que pasa alcanza más rabiosa actualidad. La razón de base no debemos buscarla muy lejos ni muy profundo: en una sociedad con la pareja en crisis abierta es completamente normal todo esto que está ocurriendo. La mente, el corazón y los genitales de toda una cultura están buscando desesperadamente explicaciones y soluciones a la grave problemática relacional en la que estamos inmersos.

Lo que voy a exponer ahora es otro informe particularmente polémico: investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo afirman haber descubierto la causa primera de la infidelidad masculina en el gen 334, un regulador de la hormona vasopresina, la cual tiene gran protagonismo en el comportamiento sexual. El “revolucionario” descubrimiento ante el que nos encontramos ahora es algo que nadie podía imaginar y que nos toma a todos por sopresa: los hombres, al tener una actividad sexual más vehemente e insaciable, son proclives a la infidelidad, la cual, según se deduce de estos sesudos estudios, se convierte a menudo en un grave obstáculo para la pareja estable. Este es, básicamente, el “gran” aporte que hacen ahora la Neurología y la Bioquímica, en un nuevo número de su brillante show actual como intrusistas de la Psicología. Sigue el espectáculo en el circo de tres pistas de la Ciencia contemporánea, cobrando millonarias subvenciones para investigar partículas de madera y átomos de hierro a la hora de comprender el funcionamiento de los martillos. El negocio de la Psique como epifenómeno del cerebro, y del cerebro como epifenómeno del gen, sigue sostieniendo vidas muy cómodas también en momentos de crisis global. Es algo que no me cansaré de señalar mientras las cosas sigan como están ahora, y pido disculpas por repetirme tanto en este sentido. Cuando no puedes gritar más alto y más claro, queda sólo gritar más veces.

Yo casi puedo entender que un talante capaz de aislarse tanto de su entorno y de su cuerpo, como es el del ratón de biblioteca y laboratorio, acabe sintiendo como gran descubrimiento el notar que cada vez que se excita sexualmente su cuerpo responda al unísono de un modo abultadamente prominente, si es hombre. Porque parece que de eso va todo esto en el fondo: de fascinación ante el “descubrimiento” de que lo psicológico está íntimamente relacionado con lo somático. Trabajando en el conocimiento de uno mismo, directamente, según la doctrina délfica, y no a través de escáneres y microscopios, según el método científico actual, evitamos perder de vista algo que es evidente desde siempre, incluso desde niños: que los martillos están hechos de cosas, que son su cuerpo, y que responden a un fin, que es, digamos, su espíritu. El alma, la psique, es justo ese ligamento, esa tierra media, que se extiende hacia los dos mundos, y toda investigación psicológica seria, no de show mediático, tiene que mantener la concentración en ambas direcciones. Analizando meramente la química de la erección corremos el grave riesgo de olvidarnos de lo más básico: que aquello que la causó se da en el plano de las relaciones humanas, no de la bioquímica. Podemos explicarle a un pastor su fuerte síndrome panicoso ante el ataque de los lobos como una inyección de adrenalina que se da en su intracuerpo, pero no antes de decirle que corra del muy real y objetivo peligro, que es el auténtico origen y sentido de ese pánico. La masiva producción hormonal es evidentemente reacción, no causa.

Un excurso: por cierto que justo en este punto es donde aparece ante nosotros un nudo gordiano que afecta directamente a la verdadera Psicología. Ésta valora, aplicando el sentido común, como normales y sanas aquellas reacciones y acciones que se dan en el sujeto de acuerdo al calibre objetivo del correspondiente estímulo, y neuróticas aquellas que no responden a ese baremo. Cagarse de miedo ante el ataque de un león si estamos de safari en Kenia es normal, pero sudar frío ante la presencia de una arañita en el hall es una fobia. Pues bien, la Psicología aquí encuentra un cruce de caminos. Puede psiquiatrizarse, y creer que esa inadecuada reacción procede sin más de un desequilibrio bioquímico en el sujeto, o puede tomar el sendero de las psicologías de lo inconsciente, donde aparece entrometido un tercer plano de cosas: los contenidos del inconsciente. Desde esta perspectiva la reacción ante la araña no es mórbida en sí. Un complejo arquetípico puede ser de hecho tan peligroso para el Yo como un león africano, aunque no se vea ahí afuera si no es proyectado en un bichito. El desequilibrio a tratar aquí no está referido a la bioquímica cerebral, aunque los sedantes nos sirvan de coadyuvantes en el proceso (ante un león de sabana también viene bien tratar de conservar en lo posible cierta calma), sino a las relaciones entre el Yo, que es el sujeto propiamente dicho, lo auténticamente subjetivo, y lo Inconsciente, que es sin embargo un mundo objetivo, como el físico, sólo que no mensurable directamente.

Regresando al tema: si seguimos por este camino absurdo y estupidizante de tratar de entender el sentido y el fin de las casas a través de analizar los ladrillos, acabará está aventura psicologista de la Bioquímica actual en un callejón sin salida paradójico, similar al que ya llegó muchos años atrás la Física, cuando se encontró con las rarezas de los ladrillitos del mundo físico, los átomos y las partículas, lo cual condujo a no pocos físicos, y no precisamente a los más tontos, a relacionarse, por ejemplo, con Jung, el Dalai Lama, o a leer el Tao Te King. Todo ello para entender, pero de verdad, la mecánica material del Universo.

En realidad, ya está en ese callejón, desde más de un punto de vista. Por ejemplo, el bioquímico actual fascinado por la clave genética y que al mismo tiempo es darwinista (o neodarwinista, para ser exactos) vive ya, de entrada, en una cierta contradicción paradójica consigo mismo, aunque no se dé ni cuenta: la selección natural no actúa directamente sobre los genes, sino sobre las formas y las conductas. Por lo tanto, cuanto más se aleja del mundo no directamente mensurable, sino sólo describible, de los comportamientos, los fines, y las formas adecuadas a ellos (el plano funcional “casa”, “martillo”), más se aleja de los fundamentos mismos del desarrollo biológico aceptado por él mismo.

Esta misma noticia, dada del modo que nos parece más adecuado y más científico, podría ser formulada asi, en esencia:
“Hemos descubierto el gen que tiene que ver de algún modo con la producción de vasopresina, la cual parece ser uno de los correlatos, de los reflejos, en el mundo neurológico, de aquel comportamiento típico del macho humano, conocido desde tiempo inmemorial, que proviene de padecer mucha impaciencia con la crianza de los hijos y cierta claustrofobia en el entorno bucólico y sentimental del hogar matriarcal, al ser convocado su comportamiento, su etología, por patrones de conducta más activos y agresivos, y de una índole creativa distinta a la generación reproductora. La vasopresina, que interviene por igual en la actividad sexual y la agresiva (la testosterona es un reflejo de la misma constelación tipológica), avisa siempre de una inquietud ante las situaciones estables y estancas, paralela a problemas con la continencia sexual y la represión bélica, intelectual o aventurera”

A lo cual habría que añadir algo como:
“Conscientes de que las últimas estadísticas en materia de infidelidad advierten que el porcentaje de hembras infieles a día de hoy está perfectamente equiparado al de los machos, nos queda claro que los entresijos de este tipo de comportamiento van más allá de los fines y medios de esta humilde investigación, en la que sólo hemos corroborado desde la química un apartado que ya de todos modos nos era a todos evidente desde la observación antropológica e incluso el sentido común. Además, el comportamiento masculino relacionado con el gen 334 se da desde siempre, y no nos sirve por tanto como clave en la comprensión de las verdaderas causas de la crisis matrimonial actual. Pero con todo este interesante trabajo, de camino, hemos llevado un buenísimo sueldo a casa, tenemos a nuestras familias contentas, y nosotros hemos cumplido el fin natural de pasar el día lejos del hogar, en aventuras creativas, y compitiendo con esos papanatas de los laboratorios de Copenhague, que llevan dos años sin publicar nada. Por cierto, en la fiesta final de celebración, donde acudimos todos sin nuestras respectivas parejas, se vio demasiado acaramelamiento entre la Dra. Lena y el Dr. Lars”
Esta chacota me sale del alelo 338’5, el de la bromasina. Sin embargo, hay un plano debajo de todo lo ya re-dicho que tengo que volver a re-señalar. Un nivel bastante serio por importante. Realmente es imposible que a la intelectualidad, aunque sea a la moderna, tan estúpidamente sobreinformada, le resulte tan interesante y llamativo este tipo de descubrimientos, siendo tan evidente que no descubren nada. Tiene que haber algo medio escondido que sea lo que haga click, que provoque una y otra vez la portada, la contraportada y el póster de página central. Ninguna cultura ni nadie es completamente imbécil. No existe la imbecilidad integral. Por ello, creo que lo que en verdad está impactando, detrás de bambalinas, al investigador y al público, la auténtica noticia, es el re-descubrimiento del factor innato, después de décadas y décadas de lavado cerebral mediático acerca de la omnipotencia del aprendizaje y el conductismo. La psicología académica, la sociología, la ética política y, por ende, la opinión pública, estaban atrapadas en la doctrina de la tabula rasa que modela y conforma no otra cosa que el arbitrario costumbrismo social. El enfoque biogenético, más allá de su huera petulancia, esta sirviendo muy bien como punta de lanza para reintroducir en la cultura la noción de lo psíquico como algo tan sólido y preformado como lo corporal. Un punto de vista que la psicología de los arquetipos no ha conseguido popularizar. Desde el púlpito de esa ciencia que al pueblo le gusta entender como legítima se están diciendo cosas que realmente están cambiando en muchos el modo de pensar. Sobre lo psicológico, lo social y lo político.

 Culpan a un gen
Hallaron el gen de la infidelidad masculina
“Los hombres tienen más probabilidades de ser dedicados y leales maridos cuando les falta una variante en un gen que es protagonista en la actividad cerebral”. Así abría un artículo de primera plana para dar cuenta de un descubrimiento científico. Esa era la frase inicial de una nota de The Washington Post. La ciencia ha logrado detectar razones que influyen directamente en la vida normal conyugal y en la práctica de la monogamia. El influyente medio de prensa estadounidense dedica además por entero la segunda página, ofreciendo un relato pormenorizado de las exitosas investigaciones realizadas por científicos del Instituto Karolinska de Estocolmo, que acaban de conocerse.

¿Es usted feliz en su matrimonio o en la vida de pareja? ¿Es polígamo habitual? ¿Siente un sentido especial que lo hace buscar otra mujer? Éstas y un sin fin de interrogantes más plantean científicos de Suecia y de EE.UU.

En busca de datos para ampliar la información que despertó enorme curiosidad y cayó como un detonante en los ambientes científicos de este país, El País logró una primera y rápida impresión de sociólogos y sicólogos de tres universidades, una de ellas la de Emory, Massachussetts (que había llegado a un resultado bastante similar en cuanto a la elección o no de una pareja permanente, hace pocos años, pero llevada adelante en investigaciones con ratones), otra la Internacional de Washington y una científica encargada de atender a la prensa de la Universidad de Harvard. Todos coinciden en el valor de la experiencia, casi unánimemente como un paso adelante en la búsqueda de las causas del autismo y la fobia social.

El descubrimiento permitió a los expertos suecos aventurar que dos de cada cinco hombres detentan el gen o alelo 334, que los pone en los riesgos de problemas conyugales o directamente en el camino al divorcio.

En cambio, la sorpresa surge en la búsqueda del mismo problema en la mujer. No se da. El estudio efectuado con personas del sexo femenino no permitió detectar el gen 334 y sus efectos de resistencia a una relación social permanente.

El portavoz del Instituto Karolinska, el genetista del comportamiento humano Hasse Waslum, reafirma la importancia del alelo 334. “Las mujeres casadas con hombres con una o dos copias del gen mencionado, fijando una puntuación de acuerdo con sus respuestas sobre si estaban conformes con la relación marital, la misma es verdaderamente inferior a la de aquellas que tienen como pareja a hombres sin el alelo”.

¿La existencia del gen en cuestión es factor fundamental en la discordia en la vida en común de hombres y mujeres? Para Waslum es especialmente importante, pero no es una “condición sine qua non para un mal comportamiento conyugal”. El especialista destaca que no hay duda que confluyen otros factores que inciden en la relación, aunque está demostrado que los portadores de esos genes encabezan los estudios de infidelidad conyugal y de la poligamia.
Independientemente de factores genéticos pesan, sin duda, niveles culturales, la religión, antecedentes familiares y otros condicionantes, aunque las pruebas científicas han sido casi concluyentes.

El trabajo se realizó en base a 1.100 parejas heterosexuales y se comprobó que una hormona en el cerebro de los hombres, conocida como Vasopresina, cuando aparece el gen o alelo 334, se ve afectada y desata una resistencia social a la monogamia. Y se dio esa resistencia a la constancia y buena relación social en el 40% de los casos de la muestra realizada en el instituto sueco.
Pero no siempre se comprueba el mismo proceso en un 100%, aunque los resultados dejan ver que el gen 334, tiene un porcentaje mucho mayor en la buena o mala relación de la pareja. En el estudio de Estocolmo, el 15% de los hombres sin el alelo mostró perturbaciones en su relación matrimonial, mientras que se marcó la diferencia con los poseedores del gen, un 32% exhibía su discordia con la compañera.

Apenas trascendió la explosiva noticia sobre el descubrimiento, altos voceros de la Universidad de Harvard difundieron que, a través de un largo experimento llevado a cabo con moscas y ratas, habían descubierto 30 genes, que determinan el comportamiento sexual y social.

Catherine Dulac, investigadora del mencionado centro de estudios de Boston, declaró a los medios, entre ellos a El País, que “el estudio realizado con animales sólo puede explicar en parte el comportamiento de resistencia al relacionamiento social. No sólo depende de la genética, también tiene enorme influencia el medio ambiente en el cual se vive o se ha vivido en la juventud”.

¿Es un argumento sólido para la infidelidad tener el cuestionado gen en el cerebro? “Es un factor que confluye en el irregular comportamiento, pero no es decisivo”, sostiene Helen Fischer, una antropóloga biológica de la Universidad americana de Rutgers, de Georgia. “Conociendo que hay eslabones débiles en nuestro sistema biológico, por lo menos, se puede ayudar para superarlos. Un hombre que sabe que tiene ese gen en su cerebro puede manejar o utilizar su conocimiento y carácter para hacerle frente y resistir esa inquietud que hace temblar el matrimonio o la relación de pareja”, afirma.

La neurocientista Geer de Vries, de la Universidad de Emory, saludó la noticia. “Encaja perfectamente en el trabajo que hemos llevado a cabo aquí, dónde se muestra que la Vasopresina desempeña un rol mucho más clave en el cerebro de los hombres que de las mujeres y permite extraer un paralelo entre el estudio de Estocolmo y la investigación sobre las causas de trastornos como el autismo. Si nos fijamos en lo que es más prominente en los niños con autismo, es la gran diferencia en la conducta social y que se da mucho más en los varones que en las niñas”.

Para Fischer, el descubrimiento tiene enorme valor científico, pero no es “una patente para exclamar: ¡mi ADN me permite ser infiel! El alelo 334 puede ser relativamente dominado, es como el caso del alcohólico que contrae matrimonio y enmienda o cura su vicio”.

Alelo 334, el del adulterio
Parece que la infidelidad de los hombres es una cuestión de genes y que la culpa sería de la vasopresina, una hormona que se produce naturalmente, por ejemplo, con los orgasmos. Por eso hay que dudar de los hombres dotados de esa variante del gen para tener una relación estable. Es la primera vez que se asocia la variante de un gen específico con la manera en que los hombres se comprometen con sus parejas, explicó Hasse Walum, uno de los responsables del estudio. La investigación se hizo en cinco años entre más de mil parejas heterosexuales que confesaron si eran felices, cómo era su convivencia, si se reían y besaban seguido y sobre el futuro de la relación. Resultó que los hombres con el alelo 334 (2 de cada 5 en esta investigación) afirmaron tener lazos menos fuertes con sus esposas y, además, ellas reconocieron no sentirse tan satisfechas como las casadas con hombres sin esa variante genética.

miércoles, 25 de enero de 2012

El Sexo y Los Niños

Ana Westley en su libro: "Cómo se hacen los niños", explica la unión sexual con las siguientes palabras: "Para hacer un niño hacen falta dos personas, un hombre y una mujer. Tu madre y tu padre... Para hacer un niño, la semilla del hombre tiene que encontrar el óvulo que ha salido del ovario de la mujer. ¿Cómo puede entrar el esperma del hombre en la matriz de la mujer? Metiendo el pene del hombre en el agujero de la mujer llamado vagina". Con estas palabras, la autora intenta explicar de la manera más natural y clara, el acto sexual.

Antes de los 5 años, los niños tienden a centrarse en su propio mundo, descuidando su medio ambiente. Según Erick Erickson a partir de los cinco años, empieza su formación y desarrollo basándose principalmente en su entorno y las asociaciones que hacen a partir de todas las ideas que los rodean. Para este notable psicólogo, esta etapa es de suma importancia y es el momento en que los padres deben aprovechar para lograr en la medida de lo posible, la mejor educación sexual; porque en este momento surgen numerosas interrogantes y las dudas sexuales, obviamente están en los primeros lugares.

Generalmente es el propio niño quién toma la iniciativa en sus dudas. Una de las primeras interrogantes que se hacen es acerca de sus órganos genitales, sobre las diferencias entre los niños y las niñas. Comienzan a observarse a sí mismos, compararse con sus padres e inconscientemente llegan a la conclusión de que los seres humanos se dividen en dos grupos: masculino y femenino. Cuando el niño, asombrado ante el misterio de la existencia le pregunta a sus padres de dónde provienen los niños y los padres responden con evasivas. Desde ese momento, el niño sufre una decepción y es cuando aprende a disimular sus curiosidades.

Los padres no deberían escandalizarse ante las primeras manifestaciones eróticas que experimentan los niños. Muchas investigaciones han demostrado que durante el baño, empiezan a sentir sensaciones satisfactorias o pueden ser sorprendidos tocándose sus propios órganos sexuales y ante este hecho, los padres se escandalizan, se preocupan. Osho, uno de los pensadores más grandes de la India, señala en su obra: "El Libro del niño" que cuando un pequeño nace, tocarse el cuerpo es la manera más natural y espontánea de reconocerse, de valorarse; porque se sumerge en un periodo narcisista y ama inmensamente su cuerpo. Es así que tocarse los órganos sexuales, le provoca un gran placer. "El niño juega con sus órganos sexuales sin saber que son órganos sexuales. Todavía no ha sido acondicionado; percibe su cuerpo como una unidad. Y sin duda, los órganos sexuales son la parte más sensible de su cuerpo".

Es preciso que los padres no se sorprendan con estos acontecimientos; porque entre los 3 y 6 años empieza la curiosidad sexual. Si se censura y castiga, generaríamos sentimientos de rechazo, culpabilidad y temor hacia su vida íntima. En palabras del mismo Osho: "Profundamente, en su psicología comienza a castrarse, y la energía retrocede". No olvidemos que las sensaciones y situaciones que vivimos durante los primeros seis años de vida, quedan grabadas en nuestra mente; después se produce un olvido parcial, pero todo va a parar al subconsciente.

Es muy probable que el niño haya recurrido a la autocomplacencia por aburrimiento o no tener nada mejor que hacer. Nunca reaccionemos de manera negativa ante estas demostraciones; porque numerosas represiones sexuales, hacen que los niños en su adolescencia y edad adulta padezcan de neurosis y tabúes. No es malo que él niño se toque. Nunca lo regañemos, ni basemos nuestra educación en torno "al que dirán" los demás. Siempre pensemos lo mejor para nuestro hijo. Lo que podemos hacer es estimularlos en otras actividades, para distraer su atención, en otros intereses.

Con relación a las preguntas sobre cómo nacen los niños o cualquier otra de índole sexual, los padres deben prestar la máxima atención. Nunca respondan: "esas cosas no te interesan" o "estás muy pequeño para saberlo". Nuestras respuestas deben ser claras, sencillas. Por ejemplo, podrían decirles: "la mamá dentro de su cuerpo, tiene un lugar especial que se llama útero, donde se forman los niños. Los niños van creciendo y alimentándose en el interior de mamá por medio del cordón umbilical". Cuando hablemos sobre los órganos genitales, siempre debemos utilizar los nombres científicos, como son el pene y la vagina.

Por otro lado, se ha discutido mucho si es conveniente que los niños vean desnudos a sus padres. En la actualidad se considera que el desarrollo adulto de los órganos sexuales, pueden generar ansiedad, pudiendo ser una imagen perturbadora y negativa al compararlos con sus propios órganos; pero si los niños descubren casualmente desnudos a sus padres, estos no deben ocultarse como si escondieran algo malo. Si el niño a partir de ese momento empieza a formularle algunas preguntas, es el momento oportuno para empezar a responder con naturalidad.

La sexualidad debe dejar de ser un tema tabú, porque ella forma parte de la vida y la armonía entre las parejas. Introducir a los niños en los misterios naturales de la vida, es un reto maravilloso. No debemos privar a nuestros hijos de explicaciones claras y honestas. La naturaleza ha dispuesto el interés espontáneo de los niños por su propia sexualidad. La enseñanza no servirá para despertar deseos sexuales, sino que hará que los niños vean estas cuestiones como propias del ser humano. Citando las palabras del mismo San Clemente de Alejandría: "No nos puede avergonzar hablar de lo que Dios no se avergonzó en crear". Por todo esto, la educación sexual es de vital importancia en la formación de toda persona y desde un inicio debe ser enfrentada con conocimiento, madurez y naturalidad.

domingo, 22 de enero de 2012

ASEXUALIDAD

La asexualidad es la falta de orientación y deseo sexuales. Las personas asexuales no sienten atracción sexual hacia ninguna otra persona y no sienten deseo por el placer sexual; por lo que no encajan dentro de ninguna orientación sexual definida y no es habitual que suelan enamorarse o tengan pareja.
Muchas de ellas se muestran socialmente muy activos y cultivan un gran grupo de amigos que sepan comprenderles y apoyarles. Las personas asexuales tienden a crear un lazo afectivo hacia su pareja (si la tienen), aunque éste no implique el sexo de por medio. Algunos asexuales incluso se involucran sentimentalmente con otras personas, pese a que la barrera de amistad y relación no queda definida muy claramente y puede resultar ambigua.
Debate
Pese a que muchas personas no se sienten atraídas por nadie, poca gente se considera asexual; porque es una orientación poco conocida. Se calcula que un 5% de la población total del planeta es asexual. Habitualmente son tratadas como enfermas o que usan esa condición para encubrir su presunta homosexualidad. Pese a que existen tratamientos médicos para aumentar el apetito sexual, muchas personas asexuales rehuyen seguirlo al no considerarlo un problema ni físico ni psicológico.
Hay un gran desacuerdo acerca de si la asexualidad es una orientación sexual legítima, hay quien argumenta que más bien sería una forma de deseo sexual inhibido. También se han sugerido otras causas entre las que se incluyen abusos sexuales en el pasado, represión sexual (ya sea ésta homosexual o heterosexual), problemas hormonales, sublimación, no haber conocido a la persona adecuada o por mera costumbre. En el caso de la represión sexual, tiene sus raíces en el hecho de haber inculcado a las personas desde la infancia conceptos errados acerca de la sexualidad (con adjetivos como "asqueroso", "malo", "pecaminoso", etc.). Muchos de estos argumentos son los mismos que históricamente se le ha dado a la homosexualidad/lesbianismo/bisexualidad y a la transexualidad. Las personas que se autodefinen como asexuales niegan que tales diagnósticos puedan aplicarse a ellos; otras argumentan que ya que su asexualidad no les produce ninguna angustia no debería ser vista como una enfermedad o un desorden emocional.
Investigación
Un estudio realizado en carneros demostró que entre un 2% y un 3% de los sujetos estudiados no mostraba ningún interés en aparearse con miembros de cualquier sexo. Se realizó otro estudio con ratas y jerbos en el cual más de un 12% de los machos no mostraron interés por las hembras.Sin embargo, sus interacciones con los otros machos no fueron medidas, así que el estudio es muy limitado en lo que al tema de la asexualidad se refiere. (Westphal, 2004).
En un estudio británico que incluía una pregunta acerca de la atracción sexual, un 1% de los encuestados respondió que “nunca se sentía atraído por ninguna otra persona” (Bogaert, 2004). El Kinsey Institute (fundado por Alfred Kinsey) realizó un pequeño estudio sobre el asunto que concluyó que: “Los asexuales parecen caracterizarse más por un escaso deseo y excitación sexual que por niveles bajos de comportamiento sexual o niveles altos de represión sexual.” (Prause and Graham, 2002) Ese estudio también menciona un conflicto con respecto a la definición de "asexual": los investigadores encontraron cuatro definiciones distintas en la literatura, e indicaron que eran confusas si éstas se referían a asexual como una orientación.
Variaciones
Hay diferencias entre la gente que se define como asexual, principalmente referidas a la ausencia de apetito sexual o atracción romántica. Algunos solo experimentan una de las dos, otros las dos y otros ninguna. Hay desacuerdo con respecto a cuál de estas configuraciones puede ser descrita genuinamente como asexual. Mientras que algunos creen que las cuatro pueden ser calificadas así, otros creen que para ser asexual se debe carecer de apetito sexual, atracción romántica o ambas.
El apetito sexual de estos asexuales no está dirigido hacia nada, sino que es un impulso de estimulación o descarga sexual; la excepción a lo anterior está en los fetichistas que orientan su deseo sexual hacia un fetiche más que hacia una persona, sin embargo este grupo de gente no se considera generalmente como asexual (aunque técnicamente puedan serlo) En cualquier caso el nivel del impulso sexual puede oscilar de débil a intenso o de escasa frecuencia. Algunos asexuales pueden experimentar sensaciones sexuales, pero no tener deseo de actuar sobre ellas, mientras que otros intentan conseguir la descarga sexual mediante el acto sexual.
Respecto de los asexuales que experimentan atracción romántica, ésta puede ser dirigida hacia uno o ambos géneros. Estos asexuales desean generalmente relaciones románticas (que pueden ir de vínculos informales al matrimonio) con su género o géneros preferidos, pero a menudo desearían que dichas relaciones no incluyeran actividad sexual. Según su orientación romántica algunos asexuales se definen a sí mismos como heterosexuales, homosexuales o bisexuales, esto está relacionado con el concepto de orientación afectiva.
Estos asexuales que desean relaciones románticas se encuentran en una postura difícil, ya que la mayoría de la gente no es asexual. Aunque estos asexuales sean capaces de tolerar el tener relaciones sexuales con sus compañeros no asexuales, estos pueden sentirse psicológicamente afectados al ver que son incapaces de resultarle atractivo a su pareja, haciendo difícil la existencia de un romance a largo plazo. Respecto de los asexuales que no pueden tolerar el sexo tendrán que elegir entre: llegar a un compromiso con su pareja para tener cierta cantidad de sexo de todos modos, permitir a su pareja tener relaciones sexuales con otras personas, encontrar a alguien que esté dispuesto a tener una relación sin sexo, comprometerse solo con otros asexuales o bien permanecer solos.
Algunos asexuales usan un sistema de clasificación desarrollado (y más tarde retirado) por la Asexual Visibility and Education Network, una de las mayores comunidades asexuales online, (abreviada como AVEN) En este sistema, los asexuales se dividen en varios tipos de A a D: un asexual tipo A tiene apetito sexual pero ninguna atracción romántica, un tipo B tiene atracción romántica pero ningún apetito sexual, un tipo C tiene ambos, y un tipo D ni lo uno ni lo otro. Estas categorías no se fijan para ser enteramente discretas o fijas, ya que algún tipo puede cambiar o estar entre la frontera entre dos tipos. Hay que notar que la propia AVEN ya no usa este sistema por considerarlo demasiado estricto, pero hay un número de asexuales que siguen sintiendo que es un buen sistema para explicar su orientación.
Asexualidad y religión
Según las creencias cristianas, aunque la Biblia no explica nada acerca de su vida sexual o privada, los ángeles serían asexuales ya que no mantendrían relaciones sexuales.
En otros credos, los niños son considerados un regalo de Dios que no debe ser rechazado, un medio de propagar la religión o ambas cosas; sin embargo hay que notar que algunos asexuales tienen hijos y que algunas religiones han elogiado tanto la asexualidad como los niños. Además ciertas creencias religiosas predican que la sexualidad es sagrada o un regalo divino: por ejemplo ciertas variedades de Tantra que implican el sexo y algunas nuevas formas de neopaganismo o religiosidad de la Nueva Era incluyen el concepto de sexualidad sagrada.
No debe confundirse con el celibato. Sin embargo, es común escuchar en el habla coloquial que los asexuales son los "perfectos candidatos" para optar por la vida religiosa que requiere votos de castidad (caso de los sacerdotes y monjas) ya que la condición de asexual facilita el ser célibe.

Masajes Eroticos

Masajes eróticos
Si en el masaje en general el objetivo es eliminar tensión muscular o readecuar el cuerpo que, por esfuerzos físicos, psicológicos o sociales se ha desequilibrado, en los masajes eróticos se trata de desequilibrar a la persona para que surja el deseo de ir a más en la búsqueda de placer.
Si el masaje en general se da sobre el músculo, el masaje erótico se da sobre los sentidos, y especialmente, sobre las terminaciones nerviosas de la piel.
Uno de los objetivos principales del masaje erótico es proporcionar la oportunidad de descubrir que es lo que le causa placer a tu pareja y con ello provocar un acercamiento en la pareja. Por lo tanto debe hacerse con la mente abierta por completo. Al realizar masajes eróticos, nos sorprenderemos al sentirnos tan excitados cuando nos acarician ciertas partes de nuestro cuerpo y descubriremos partes nuestras que ni remotamente habíamos considerado eróticas.
Un masaje erótico debe ser un acto satisfactorio en sí mismo (tanto si acaba en orgasmo como si no). Es un acto del que algunas parejas disfrutan de modo especial, puesto que es una oportunidad para que uno se concentre en el hecho de dar y el otro de recibir, y no en dar y recibir simultáneamente, tal como ocurre en el coito u otros actos. Es una manera muy buena para que los dos miembros de la pareja se exciten uno al otro y prolonguen la intimidad.
El masaje es, en especial, importante para las mujeres ya que tiene un efecto igual a la producida por un beso, una caricia u otras formas de juego previo. Este efecto permite que se incrementen las hormonas sexuales femeninas responsables de la excitación y preparación de su cuerpo para el coito.
También ayuda a los hombres que tienen dificultades con la erección o con problemas de impotencia.
Quizá la primera vez cueste un poco que ambos os relajéis, pero con algo de práctica podéis lograr dar los masajes con la intensidad adecuada y dar lugar a experiencias más placenteras y sensuales.
El masaje erótico posee una triple dimensión:
1. Es el preámbulo ideal para la búsqueda del orgasmo mediante el coito.
2. Sirve como relación completa en si misma, llevando a la pareja a gozar en una dimensión desconocida o tal vez olvidada.
3. Es una terapia sexual en sí misma. Ayuda al tratamiento de la eyaculación precoz, coordinado con otros tratamientos.
Puedes encontrar mucha más información sobre masajes eróticos en el siguiente enlace: Masajes eróticos.
Se advierte que esta página incluye contenido erótico. Debes ser mayor de edad en tu país para poder entrar en ella
¿Cómo hacer masajes sexuales?
El masaje es quizá la mejor y más sencilla forma de relajar el cuerpo. Establece una profunda comunicación entre los cuerpos de las personas, respondiendo así a la necesidad más básica de las relaciones interpersonales como es el intercambio de afecto.
El ambiente debe ser relajante y distendido, con iluminación suave, temperatura cálida y sonido ambiental sin estridencias. Ambos participantes deben estar totalmente desnudos y haber establecido una unión sentimental aunque no sea imprescindible que lo consideren amor.
El comienzo es suave y aumenta progresivamente en intensidad, presión y frecuencia. Puede aplicarse con las manos, los dedos, los labios o incluso con todo el cuerpo, y es imprescindible que se disponga de suficiente tiempo para permitir un acercamiento relajado y sin presiones.
El masaje sexual debe establecer un equilibrio entre los dos lados del cuerpo, evitando que la estimulación de uno de ellos deje al otro a la espera de su parte. De lo contrario, el cerebro recibe una señal diferente de las dos mitades del cuerpo.
El petting
El término petting define la práctica sexual que persigue la estimulación sexual sin coito. De esta forma se practican diferentes técnicas como los besos, la mutua masturbación, las caricias, el sexo oral, etc. excepto la introducción del pene en la vagina.La mayor difusión del petting vino en los años setenta como consecuencia de los estudios que Masters y Johnson desarrollaron sobre la aplicación de esta técnica en disfunciones sexuales como la anorgasmia, el vaginismo y la frigidez.
En la actualidad ha cobrado un nuevo auge como prevención del SIDA y otras enfermedades venéreas.
La mujer no requiere una estimulación sexual tan directa y centrada en los órganos genitales, la extensión de sus zonas erógenas es mayor y su imaginación es más amplia, por lo que este tipo de técnicas le resultan muy agradables.
En cambio el hombre tiene menos paciencia y una urgencia pélvica que le predispone menos a relaciones sin penetración. En cualquier caso, este tipo de relaciones no deben ser aceptadas siempre como aconsejables.
El petting debe interpretarse como una forma más de placer, sin suponer una negación de las ventajas del coito ni un escape para evitar afrontar las represiones y los miedos ante la pérdida de la virginidad o la penetración

sábado, 21 de enero de 2012

SEXO ANAL TECNICAS Y POSTURAS


Durante un tiempo e discutido con muchos amigos y miembros del block y grupo Sexualidad sin Sencura, el asunto del sexo anal, almenos en mi pais nicaragua e notado cierta fobia al mismo por cuestiones culturales y muchos tabu que rodean el asunto, siempre digo lo mismo, el sexo anal debe y tiene que ser placentero el asunto es que la mayor parte de las mujeres lo relacionan con dolor y en verdad eso depende de la forma en la que se practique acontinuacion les dejo algunas fotmas y metodos espero sea del agrado de ustedes.

Preparación del ano para la
penetración: lubricación, distensión e inicio de la penetración

Lubricación

Contrariamente a la vulva y la vagina, el ano
y el recto no segregan lubricación natural que facilite la relación sexual.
Tampoco estos músculos tienen una elasticidad que les permitan dilatarse
naturalmente. Por ello, la penetración anal debe ser practicada con sumo
cuidado, para evitar la propensión existente a los desgarros y fisuras anales.

 Por este motivo, cuando se practica sexo anal,
suele usarse algún lubricante para facilitar la penetración. En cuanto a los
lubricantes naturales, son muy frecuentes el uso de la saliva o bien practicar
la penetración anal después de la vaginal. Pero, como ambos líquidos se
evaporan rápidamente, la penetración tendría que ser inmediata. Aun así, no
suelen ofrecer gran garantía. Por ello, la mejor opción es recurrir a
lubricantes artificiales. Es conveniente que el lubricante se aplique en el
pene, en el ano y en cualquier objeto que se vaya a introducir en el mismo.

En caso de sexo anal con condón, se debe tener
especial cuidado en emplear un lubricante que sea compatible con preservativo.
El lubricante recomendado sería uno de base acuosa de buena calidad. Los de
base oleica es mejor evitarlos porque pueden dañar el látex. Por motivos de
higiene, siempre es recomendable el uso de condón, incluso en la penetración con
objetos.

La aplicación del lubricante debe conllevar su
morbo y su parte de excitación sensorial; en este sentido, puede ser
conveniente -si no se siente reparo a ello- pasar la lengua por el ano de la
otra persona, e introducirle los dedos impregnados con lubricante con suavidad,
lo que ayudaría a dilatar y relajar el ano de la persona que va a ser
penetrada, y reduciría significamente la sensación de dolor inicial de la
penetración.


Relajación
del músculo del ano y dilatación del esfínter

 Como normalmente el músculo del ano (esfínter
anal) se encuentra cerrado, el sexo anal podría ser doloroso si previamente no
se tiene la precaución de distender este músculo (una buena manera sería la
realización de juegos sexuales). Se recomienda dilatar o «ablandar» el esfínter
anal previamente con aceite emulsionado, otros geles especiales, cremas o
saliva e introduciendo lentamente un dedo en el ano, moviéndolo suavemente para
luego ir engrosando con otro y otro y llegar a producir una expansión progresiva
del músculo.

Además puede resultar útil el empleo de un
dilatador anal o consolador, generalmente de forma cónica, aunque puede haber
otras variantes como bolitas unidas que cada vez tienen un tamaño más grande.
El principio es el mismo: jugar con el ano para que éste se acostumbre a tener
algo dentro y se relaje.

Inicio de la penetración
 Para reducir las sensaciones de dolor es
importante realizar la inserción del pene o del objeto de manera paulatina, lo
que permitirá que se produzca una dilatación y adaptación gradual de los
músculos. En ocasiones ayuda empujar ligeramente el objeto introducido como si
se estuviera defecando para que la dilatación sea más rápida. En un primer
momento quizás puede suponer extraño realizar este gesto cuando no se está
defecando, pero ello no producirá ninguna expulsión inesperada o indeseada de
la materia fecal, por lo que se puede empujar sin miedo.

 Placer en la fase de penetración

 En el coito anal o pedicación la mujer obtiene
en gran medida su placer al ser estimulado el útero, el cual frecuentemente es
poco estimulado en el coito vaginal. El hombre lo obtiene a través de la
estimulación de su próstata.

La penetración anal exige generalmente la
elección de un ángulo apropiado, pues el ano es más apretado y menos flexible
que la vagina. En la ilustración se observa que la cadera del hombre está
relativamente más alta que la de la mujer.

Usualmente la persona penetrada complementa el
coito anal con la masturbación, lo que contribuye a una multiplicación del
placer y a relajarle la musculatura anal, con la consecuente facilitación y
mejoramiento de la penetración anal. Por otra parte, las terminaciones
nerviosas excitables en la zona ano-rectal son centenares de veces más
numerosas que en la vagina (en el coito vaginal la condensación neural se
restringe al clítoris y, eventualmente al llamado «punto G»; así -si no existen
fobias- la penetración anal puede llegar a ser más placentera para la mujer. En
el momento en el que la pareja «pasiva» (la persona penetrada) logra el
orgasmo, contrae fuertemente la musculatura anal, provocando una fuerte presión
sobre el hombre, lo que le facilita a éste el orgasmo.

 El placer procurado por el coito anal no sólo
deriva de las sensaciones físicas, sino también de las subjetivas («romper un
tabú», por ejemplo) y, según el psicoanálisis, también de una reminiscencia de
la fase o estado anal.

Sin embargo, la mujer frecuentemente se
encuentra desde la infancia condicionada para considerar como «negativo» el
coito anal, de modo que un intento compulsivo de llevarle a un coito anal puede
ser percibido por ella como una especie de violación. De esto se entiende que
tanto el coito anal como cualquier tipo de relación sexual se llevará a cabo
previo acuerdo con la pareja, con la mayor comunicación posible.

Masturbación anal
 La masturbación anal es la autoestimulación
enfocada en el área del ano. Los métodos más comunes para la masturbación anal
incluyen la inserción de uno o más dedos, algún tipo de juguete sexual, e
incluso elementos no específicos. De todos ellos el sistema más común suele ser
el uso de los dedos. Es importante, para que no sienta dolor la persona
penetrada y a fin de no dañar sus paredes rectales, que las uñas de la persona
que introduce los dedos estén bien cortas.

 La masturbación anal puede aplicarse en
hombres y mujeres de cualquier orientación sexual, ya que el ano contiene
numerosas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas. En los hombres,
la masturbación anal es especialmente placentera, ya que delante del recto se
encuentra la próstata, que también contiene terminaciones nerviosas. Existen,
además, en el mercado algunos juguetes sexuales cuyo objetivo es la estimulación
de la próstata. En las mujeres, la inserción de un objeto en el ano puede
estimular directamente la vagina. La estimulacón anal puede, tanto en hombre
como en mujeres, intensificar notoriamente el orgasmo.

El uso de enemas, por razones de higiene,
suele ser el paso previo a la masturbación anal, pero también puede ser una
forma de masturbación en sí misma: es lo que se conoce como clismafilia. Sin
embargo, se debe tener en cuenta que el abuso de enemas puede llevar con
frecuencia a una dependencia física para el correcto funcionamiento del
intestino.

Técnicas
para favorecer el orgasmo: masturbación, objetos y ayuda de una tercera persona

 La estimulación simultanea
del clítoris y de la vagina en la mujer puede favorecer el orgasmo, lo que se
puede lograr mediante la combinación de la penetración con la masturbación
manual o con consoladores. Asimismo, este placer se puede obtener en sexo en
grupo mediante la ayuda de una tercera persona, bien mediante sexo oral o
incluso con la práctica de una doble penetración vagino-anal. Otra posible
combinación en pareja es introducir un consolador en el ano y penetrar a la
pareja vaginalmente o practicarle un cunnilingus simultáneamente.

 El ano contiene gran cantidad de terminaciones
nerviosas que al ser estimuladas ocasionan placer. Estas terminaciones
nerviosas siguen en gran medida la misma vía anatómica que las del clítoris. En
el hombre, además, la penetración anal puede estimular la próstata, obteniendo
orgasmos más intensos. En el caso del orgasmo del hombre puede generarse si,
teniendo sexo en grupo, una de las personas le introduce el dedo en el ano
durante el coito que le realiza a la otra persona.

Posturas más frecuentes para la práctica del sexo anal
Así como la lubricación y la
relajación del esfínter son esenciales para iniciar un buen sexo anal, es
conveniente elegir una postura apropiada. Es importante que la persona
penetrada elija la postura que pueda facilitar una perforación más suave.
Existen multitud de posturas. Señalamos a continuación algunas de las más
frecuentes.

 Back swinging

El back swinging (lit. «zarandeo de espalda«) o «sopla-nuca». El
receptor/-a se encuentra tumbado boca abajo y la persona que penetra en la
parte superior. La penetración es menos profunda, pero el ritmo lo controla la
persona que penetra, lo que, unido a la fuerte presión que ejerce el ano sobre
el glande, puede provocar un orgasmo intenso.

Postura
del perrito o coito a tergo

La postura del perrito.

Es una de las más conocidas, especialmentre
entre homosexuales. La persona que va a ser penetrada se apoya con sus rodillas
y brazos en una posición alta (generalmente en una cama). Cuanto más agache su
espalda, más deja a descubierto su ano. La persona que penetra puede estar
situada también de rodillas en la cama, o bien de pie fuera de ella. En
cualquiera de esos dos casos, es el "activo" quien lleva el control y
el ritmo de la penetración, aunque el "pasivo" puede jugar con los
testículos de su pareja. En esta postura, el ano de la persona penetrada tiende
a estrecharse, por lo que la penetración puede llegar a ser dolorosa. A
diferencia de la penetración vaginal, la denominada "postura del
perrito" o doggy requiere generalmente que el pene esté en una posición
más elevada. Si la persona que penetra está apoyada sobre sus rodillas, esto se
puede conseguir poniéndose en cuclillas, lo cual es cansado pero favorece la
penetración; o bien, dependiendo de la estatura de la persona penetrada,
doblando ésta algo más las rodillas, de modo que el trasero quede algo más
bajo. Si quien penetra lo hace de pie, el amante penetrado puede abrir sus
piernas. En ese caso se logra una penetración más profunda, pero la postura es
algo más complicada, teniendo en cuenta que hace falta algo más de apoyo para
hacer la presión suficiente para penetrar. Es interesante que la cama sea firme
o incluso que la persona penetrada tenga la posibilidad de agarrarse a algo,
por ejemplo en el cabecero o el pie de la cama.

  Coito anal con la persona
penetrada sentada encima del pene de su pareja
 Bien de cara a la pareja o bien
de espaldas, en este segundo caso la estimulación visual proviene de observar
el trasero penetrado mientras que la ventaja de hacerlo de cara es ver la
expresión de la otra persona, poder besarla en los labios, mejillas, cuello,
tocarle y olerle los cabellos y, en caso de ser mujer, cómo se ven y cómo se
mueven sus senos; además, éstos rozan con el cuerpo del hombre. La penetración
que permite es muy profunda y la ventaja que tiene es que la persona penetrada
tiene control de los movimientos, con lo cual puede regular tanto el ritmo como
la profundidad de la penetración. Suele ser una postura poco dolorosa, por lo
que a veces puede resultar interesante comenzar por ella para adaptar los
músculos del recto al tamaño del pene.

Con las dos personas tumbadas de costado

En este caso la profundidad
de la penetración es mucho menor y existe el riesgo de que el pene del hombre
que penetra se «escape» en varias ocasiones del recto de su pareja. En cambio,
es una postura muy sensible y con mucho contacto físico entre los dos compañeros.
Permite además a la persona que penetra jugar con los genitales de su
compañero.